Agradecemos siempre la acogida que ha tenido esta edición del concurso en EL CIRCULO DE ESCRTORES. Han sido escogidos en esta ocasión los siguientes escritos de entre los participantes.
Primer puesto: "Al otro lado" de Hugo Carranza
AL OTRO LADO
Desde que eramos niños siempre que pasabamos por el muro, me preguntaba: "que habra al 'otro lado'?" Los adultos ponian cara seria y apretaban el paso sin contestarnos, ya que eso era un tema de adultos. Paso muchisimo tiempo e incluso olvide el tema, hasta que por cosas del destino, hace poco un dia mi barbijo sin querer se solto en la calle, dejando al descubierto por unos segundos parte de mi nariz y algo de los labios. Me senti tremendamente avergonzado, la gente alrededor mio, me evitaba e incluso algunos niños comenzaron a llorar de modo estruendoso, es mas Doña Teresa, la panadera dijo que se le habia cortado la leche por culpa mia. Unicamente se me ocurrio salir corriendo de la escena, corri y corri sin mirar hacia donde iba, mientras trataba de sostener el barbijo para que no se me zafara del todo y sin darme cuenta me tropeze con "El Muro" de frente, no pude frenar, no pudiendo evitar colisionar contra la monumental pared, supongo pues el golpe me hizo perder la conciencia.
Cuando desperte, me encontre en un lugar que no reconocia, instintivamente revise que tuviera el barbijo bien puesto, mientras lograba recuperarme del tremendo tropezon que tuve contra "El Muro". El sitio era un lugar tranquilo, no vi a nadie, salvo algunas gaviotas en la lejania. De algun modo segun parece la fuerza con la que golpee "El Muro", hizo que lo atravezara, segun deduje.
Cuando quize ver el hueco que tendria que estar alli por el golpe, encontre que "Ll Muro" estaba intacto.
Pero... la imagen que usualmente habia, ya no estaba, o mejor dicho, si estaba pero no era la misma, al otro lado del muro la pareja esta dibujada sin los barbijos, quede maravillado, jamas en mi vida habia visto el rostro descubierto de otro ser humano, la imagen fue tan chocante que inmediatamente me desmaye del susto.
Me hizo despertar de nuevo la voz chillona de Doña Tereza que insistia en que le pagara un litro de leche. Realmente no supe que paso si fue un sueño debido al golpe, pero ya estaba en el mi lado correcto del muro, jamas le conte a nadie acerca de lo que vi mientras perdi la conciencia ya que relatos morbosos de gente sin barbijos no son muy aceptables en mi pueblo.
Segundo puesto: "Él y ella" de Wara Aline Intipampa M.
ÉL Y ELLA
Él corrió hacía ella, la amaba; su alma se retorció con tan solo imaginar perderla; se decía a sí mismo “aleja esos pensamientos de ti”. La miro a los ojos y no lo pensó más, le dio un beso. Protegido por la mascarilla solo pudo sentir la cálida ilusión de estar cerca de sus labios. Ella lo presentía, por eso deseaba besarlo para despedirse.
Arriesgaron sus vidas, ni siquiera se tocaron, pero estaban infringiendo las normas. Él pensó “qué importa” y le dijo:
—Déjame darte un abrazo.
Y ella se rehusó.
—Entonces déjame estar contigo.
Y ella no se lo permitió.
—No te vayas.
Y ella le suplicó que lo entendiera. Camino tres pasos hacia atrás sin poder desligarse de sus ojos.
—Tú eres el único amor que tuve en toda mi vida; y nunca, nunca, pude dejar de amarte —le dijo, y giró para irse corriendo a casa.
Él la miró marcharse sin decir ni una palabra más, dentro de sus pensamientos le rogó a Dios que la cuidara. Ocho días después le imploró a Dios que la sanara. Tres semanas después le pidió verla de nuevo. Un mes y medio después lo maldijo por llevársela.
Tercer puesto: "Dios con barbijos"
DIOS CON BARBIJOS
Tus labios, como alas rojas en la madrugada, susurran suavemente debajo del barbijo. Tus ojos, sin embargo, adquieren el misterio de cielos escondidos. Nuestros pasos saben el recorrido, pero estas convivencias, así, como a la fuerza, con brújulas heridas, esquivando a la muerte, con gotas de alegría. El corazón se apura, y lo entiendo: esto a nadie le gusta. Enredamos los dedos, en señal de consuelo. Un abrazo, un te quiero; alcohol hasta en los sueños. Guantes, y noticias sembrando miedo. Y aquí estamos nosotros, desbordados de amor, tratando de ilustrar caricias entre un raro silencio. Estamos aprendiendo a sentir el espacio. A reconocernos, cada vez más despacio. Una guerra que no es nuestra, tenemos que aprender...y enseñarnos. Hace siglos, que quieren vencernos, que de una forma u otra, imponen sus ofertas. Y aquí estamos nosotros, habitando este mundo; con fronteras de elástico y trapos, apretando lágrimas; sujetando banderas que flamean sin ganas. Y aquí estamos nosotros, con la mitad del rostro a escondidas, por un experimento. Sembrado entre la gente por un poder siniestro. Hace siglos, que quieren conquistarnos. Que nos vienen lastimando. Que quieren doblegarnos. Cuándo entenderán. Cuándo se convencerán, que nunca pudieron, no pueden ni podrán, aunque tiren piedras al cielo, y quieran convertirnos en robots del dolor; aunque nos confinen y nos encarcelen el sol. Aunque inventen olvidos y nos llenen de tumbas cada calle, hospitales y cada rincón. No pudieron, no pueden ni podrán vencer... por una simple razón: no conocen el inmenso poder que tenemos: estamos diseñados, construidos y perfeccionados por un material indestructible y eterno: estamos hechos con y por AMOR. Y aquí estamos, tú y yo. Dos corazones, dos almas; dos esperanzas a prueba de incertidumbres. Con nuestros dedos entrelazados, con la esencia bendita de los seres que existimos, con el asombro intacto hacia nuevos caminos. Con el perdón y las disculpas hacia los que somos distintos. Por la gratitud, a pesar de todo, por estas vivencias brutales, por las que estamos tomando conciencia del valor de la convivencia. Del inmenso don que tenemos cuando abrimos la mente y el corazón. Y aquí estamos nosotros, en un lugar de este bello planeta, intentando levantar vuelo, aun con alas mojadas. Buscando la manera, el modo, de calmar la tormenta con la piel encerrada. Tratando de acercarnos, aunque sea despacito, a esos viejecitos, que no quitan la vista, de este cruel calendario. Estamos aquí, Intentando llegar a seres discapacitados; ofrecerles amor, un poco de luz, algunas frases, alguna lectura, que puedan alejarlos, aunque sea un poquito, de esa intemperie espiritual. Acercarnos, con nuestra gratitud, a esos benditos seres a quienes tildamos de "loquitos". Y conversar sus palabras, con su lenguaje y modismos. Sentirlos hermanos, maestros del amor, de la paciencia. Por enseñarnos el perdón. Por compartir con nosotros la maravillosa oración de los que nada piden, nada tienen ni precisan. Y agradecerles por brindarnos el corazón limpio, puro y generoso de los seres benditos, que nosotros ignoramos. Y aquí estamos nosotros, con la libertad a los ponchazos. Con besos de tela, miradas con preguntas, amándonos a través de los recuerdos. Huyendo por el cuerpo, con la sangre inocente, pero impregnada de sospechas. En esta guerra extraña. En esta tierra extraña. En una vida extraña. Esperando alguna vez. Algún bendito día. En algún momento. Pero pase lo que pase, sea lo que fuere. El fuego que nos hierve jamás, jamás, nos hará perder...la fe.